AIREALO PARA EVITAR HUMEDAD Y MALOS OLORES: Es recomendable que ventilemos nuestro colchón cada mañana, al menos durante media hora. La temperatura ideal para el aireado es entre 15-20 grados, y la humedad recomendada entre el 45%-60%. Incluso con el producto recién adquirido, es conveniente que se exponga al aire antes de ser desembalado e instalado. Hemos de tener en cuenta que, a lo largo del sueño, el colchón acumulará olores y se humedecerá por la transpiración.
GIRALO PARA QUE NO SE DEFORME: Las características físicas del colchón –incluida su forma- pueden verse alteradas por el uso, dado que nuestro cuerpo otorga cargas distintas según la zona y que, en el caso de dormir con otra persona, por lo general tendremos un peso diferente. De ahí que sea indispensable darle la vuelta –tanto de izquierda a derecha como de la cabeza a los pies- cada tres meses, si bien durante los seis primeros es aconsejable que se haga de forma semanal, para asentar los rellenos de los acolchados y evitar las marcas que produce nuestro cuerpo durante el uso (se puede llegar a perder un 10% de su altura).
LIMPIALO SIN DAÑARLO: Eliminar los restos de ácaros y polvo de nuestro colchón, al menos una vez al mes, también ayudará a alargar su vida. Podemos emplear el aspirador, o bien un paño levemente humedecido y con bicarbonato espolvoreado para que, una vez seco, actúe como desodorante. En general, en la limpieza se ha de usar la menor cantidad de agua posible, y bajo ningún concepto emplearemos lejía u otros productos corrosivos.
COSAS QUE NO HAY QUE HACER: No te pongas de pie sobre el colchón y evita que los niños salten encima del mismo. No apoyes sobre el colchón o la base ningún tipo de objeto punzante o pesado y no dobles o pliegues tu colchón de muelles (excepto los articulados).