Antes de elegir un sofá de cuatro plazas, es importante que midas muy bien donde vas a colocarlo, para asegurarte de que entra en tu salón. Las medidas más habituales de ancho abarcan los 2,40 y 2,70 metros, aunque hay de mayor tamaño. Dado que es una pieza muy voluminosa y capaz de acoger hasta a 4 personas a la vez, se recomienda colocarla en habitaciones que dispongan como mínimo de 40 metros cuadrados para evitar crear un espacio muy sobrecargado donde pasar sea complicado.
Dejando a un lado el tamaño, es el momento de hablar del diseño. El sofá 4 plazas pueden tener diferentes formas, desde contornos rectos a contornos redondeados. También puedes elegir un producto cuyo respaldo se pueda ajustar en diferentes niveles de inclinación. A su vez, los asientos pueden ser o deslizantes o chaise longue. Si optas por los primeros, podrás ajustar el tamaño según el momento, mientras que si te decides por un chaise longue podrás tener un arcón inferior donde almacenar tus mantas o cojines y estar siempre con las piernas en alto.
Los tonos deben ir en armonía con el resto de la decoración, sobre todo con la pared que vaya a ir detrás del sofá de cuatro plazas. Los modelos lisos, con colores neutros, son los que resultan más fácil de combinar y siguen quedando bien, incluso si decides pintar la pared de otro color o renuevas al completo el mobiliario. Si lo que quieres es generar una sensación de amplitud, decídete por colores claros, mientras que, si quieres un espacio más personal y acogedor, los tonos oscuros son los más apropiados.
En cuanto a los tejidos, puesto que es un asiento de uso diario, debes hacerte sí o sí, con un tapizado resistente. En la actualidad, cada vez es más frecuente encontrarse con telas fabricadas en poliéster. Este tejido es un gran aliado antimanchas, pues retrasa la absorción de los líquidos y permite limpiar la superficie con un paño. Por su parte, la piel requiere de más cuidados y es algo menos económica, pero añade a tu hogar un toque muy elegante y cargado de personalidad.